PEQUEÑO INSTANTE


Un pequeño instante
en el torbellino raudo
de notas desafinadas
en las que logra subirse
a una clave de MI
aunque no sea de SOL...

para soñar con viejos toboganes
de nubes y de agua
y caballos voladores
cuatro patas de nácar
que enseguida se rompen
- pompas de jabón tan claras -
en un día muy seco,
en una noche blanca...

por querer refugiarse
y elegir la roca
por querer apoyarse
y elegir los cardos
por miedo a correr descalza
sobre la hierba fresca

con la complicidad secreta
de un cielo abierto
en una costa lejana
que no le pertenece,
que no la quiere nada...

por atarse y guardarse
en el propio morral
de sus pertenencias
donde está sola sola
pero no se encuentra,
porque siendo tan sola
no se encuentra.

Barquito de mimbre
donde ella pudiera
acunar su corazón
y en unas manos tibias
depositar la tarde que se apaga
y la apaga
y se envuelve con colores
en su garganta.

Ojos que no se le abren
a través de las lágrimas
siente el almita tierna
mínima y estrujada
acurrucada de olores
con nombre de madreselvas
y glicinas olvidadas
en el patio de la escuela.

Con un tiempo que crece
su sombra sigue presente
y su luz está en espera
de que se abra el día,
el día de manos llenas.

Y con las puntas de pie
de estrenar la primavera
ir entrando en la noche
que prometa más estrellas.

Para probarse la luna
y si la playa está cerca,
irse enguantando los pies
con besos de la marea
donde verdes noctilucas
le cuenten historias nuevas.
Y los murmullos del mar
la bauticen de sirena.

Y vuelva a ganar las olas
que nadaba a su manera
cuando su amor de paloma
traía la verdadera
libertad
adolescente
iluminada
y abierta.

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