Para los que no pudieron asistir, van aquí algunas imágenes. Esta muestra completa la experiencia de contacto entre artistas argentinos y el Museo de Arte Contemporáneo del Cusco, Perú. Esta vez se trató de crear obras a partir de objetos artesanales peruanos. En mi caso, tuve que partir de la pequeña llama de barro que se encuentra en el interior del retablo.
Un juego, un desafío. Y el placer de volver a compartir espacio de arte con Teresa Pego, Laura Lambré y su gente.
Un juego, un desafío. Y el placer de volver a compartir espacio de arte con Teresa Pego, Laura Lambré y su gente.
Tradicionalmente los retablos provienen de la tradición católica y forman parte del altar en las iglesias. Fueron traídos a América durante la colonización española, convirtiéndose en altares portátiles, con forma de caja, particularmente en la zona de Ayacucho, Perú, probablemente en el siglo XIX. Actualmente siguen teniendo esa finalidad, con escenas religiosas o dedicados a Santos como San Antonio. También representan escenas de la vida cotidiana andina.
En este trabajo procuré utilizar solamente elementos
de las culturas originarias: la bandera cuadrada con los colores del arcoiris (símbolo de igualdad
y confraternidad). Y los tres mundos que consideraban los Incas: Hanan Pacha ,
donde se veneraba al Sol, la Luna, las estrellas, las nubes y el relámpago; Kai
Pacha (la región intermedia, con los Andes y las aguas), y Uku Pacha, (el mundo
inferior de la tierra con su interior y sus submundos habitados por otras
entidades). Los pueblos andinos amaban el arcoiris como un regalo del cielo, y buscaban la
armonía con la tierra en todas sus manifestaciones.
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